Los martes tempranito, si pasabas cerca de los salones de primero
escuchabas niños cantando, risas, la melodía de una guitarra o de algún
instrumento de percusión... porque llegó Camilo a nuestra escuela. Vino a cantar y jugar con
nosotros, a enseñarnos ritmos, algunos para hacer percusión con el cuerpo, juegos para sacarnos el frío en invierno o
para despertarnos cuando todavía estábamos un poco dormidos.
Cantamos la canción del Tío Mario, el que es veterinario, la de Los exploradores con los binoculares, la de El yacaré-caré, El reino del revés, Bate con la cucharita, la de los ocho monitos, una sobre cómo comportarnos en un teatro y Tambor tambor.
Nos encantó jugar al juego de la serpiente y el de las casitas para los yacarés.
Bailábamos y nos escondíamos por todo el salón.
¡¡Fue muy divertido!!!
¡Te vamos a extrañar, Camilo! Te queremos.
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